Imagine vivir en un país donde la justicia social fuera ley. Un lugar donde aquellos que trabajan por el bien comunitario fueran respaldados por las instituciones públicas, aunque estas no recibieran retribución a cambio. Imagínelo y ahora recuerde que vive usted en España, esa que llaman del bienestar y que se sustenta con cuatro ladrillos mal puestos pero muy bien pagados. Como en este país el estar bien depende del número de zanjas que colapsen la ciudad, va a tener razón el alcalde y de Madrid al cielo y con tráfico denso. El modelo faraónico que le ha valido tres mayorías absolutas, ha entregado el poder local a Caja Madrid y el resto de las instituciones bancarias. No en vano son los mecenas que hacen viable la funcionalidad de un ayuntamiento endeudado hasta las cejas de Gallardón.
Quizás porque no entran dentro del cuerpo electoral o quizás por plantear un modelo diferente al establecido, el colectivo del Patio Maravillas se han convertido en los mayores enemigos de la democracia en Madrid. Por el legítimo derecho de ocupar lo inocupado, por rehabilitar uno de esos edificios abandonados que favorecen la especulación y transformarlo en un centro social, por organizar talleres didácticos gratuitos y por orientar a decenas de inmigrantes sin recursos, el Patio Maravillas fue desalojado porra en mano y sus representantes perseguidos por una justicia que no tiene nada de social. Imagine que vive usted en un país civilizado y a continuación abre los ojos, mire a su alrededor y empiece a contar ladrillos.
29 junio 2010
Imagine
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