03 noviembre 2009

Adiós



Ha sido uno de los pocos al que se le rindió justo homenaje antes de morir. Al cumplir cien años, el Rey le hizo entraga de la Gran Cruz de Isabel la Católica y se organizó un almuerzo de gala en la Zarzuela con la presencia de los monarcas y los miembros del Gobierno.
Tres años después, ha muerto Francisco Ayala, hasta hace unas horas, posiblemente, la figura cultural viva más importante de las letras españolas. Autor de obras como
Cazador en el Alba, El Jardín de las Delicias o Muertes de Perro, donde denunciaba la vida de un pueblo oprimido por una dictadura, Ayala era un pensador y un humanista de nuestro tiempo, al que hoy su habitual copa de wisky no le ha funcionado como antaño. Premio Cervantes, Príncipe de Asturias y Nacional de Narrativa, miembro de la Real Academia Española y de la Academia Europea de Ciencias y Artes Europeas y sobre todo, como él mismo confesó, Hijo Predilecto de Andalucía y socio de honor de la asociación Granada Histórica. Porque si las letras españolas han perdido un brazo, las andaluzas han perdido los dos.
Y encima no tenemos a López Vázquez para reirnos un poco.
Descanse(n) en paz.

Foto: Bajo el signo de la libra

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