Me prometí no volver a hablar de Aznar una vez que acabare su presidencia. El país ya había gastado demasiado saliva en aquellos años de la vergüenza y aún ahora, mentada ya la bicha, me sigo preguntando si tal personaje merece si quiera este renglón. El impulso redentor comenzó a aflorar tras la entrevista que concedió hace unos dias a Ana Rosa Quintana, justo detrás del debate entre Belén Esteban, dos putas de Gran Hermano y Mila Ximénez con el cadáver de Encarna Sánchez. Y es que Dios los cría y ellos se juntan. El motivo del encuentro era la presentación del nuevo "libro" de Aznar. Un recetario neoliberal para salir de la crisis que según dicen ha acabado con la vida de cuatro osados sindicalistas que se atrevieron a ojearlo.
Durante unos 30 minutos Aznar habla pausado, cansino, gesticula y ríe hacia dentro, irritante, se toca el bigote y ladea la cabeza siempre con ese aire de superiodidad moral que tan bien aprendió en las visitas al rancho de Bush. Con Ana Rosa ademas lo tiene fácil, porque a AR le gusta Jose Mari y a Jose Maria le gusta AR.
El libro, por cierto, ha resultado ser un superventas, eso sí, de retrete, aunque el papel rasca un poco y provoca atasco en el váter. Aznar no apuesta por avaratar el despido, sino por incentivar el empleo dando facilidades a los empresarios. Aznar no quiere contratos basuras, sino provocar que los empresarios pierdan el miedo a contratar. Aznar no quiere recortar fondos en políticas sociales, sino promover austeridad en el gasto público. Aznar no quiere privatizar los servicios públicos, sino aliviar el gasto del Estado. Aznar no quiere recortar derechos sociales, sino evitar posibles privilegios para ciertos grupos. El ideario de la derecha pintado de rosa con la hipocresia de los políticos y cocinado en las FAES, esa especie de fraternidad siniestra al estilo Skull que Aznar preside y donde se fabrican los líderes conservadores del mañana.
A traves de la "fraternidad" el expresidente del gobierno sigue con su faceta literaria y también edita el nuevo libro de Nigel Lawson, ex priminstro de Tacher que como otros grandes "intelectos" en el pasado se apunta a la teoría negacionista y redefine el cambio climático como "una mera suposición". Algo así como la iglesia, el condón y el SIDA. Es la segunda entrega de la saga negacionista que las FAES publica para luchar contra el ecologismo, que ya lo definiera Azanar como "el nuevo comunismo". Y es que el rojo asusta a algunos. Los desvarios de las FAES y por ende de su presidente son un falacia que contraviene a la comunidad científica internacional, que tanto tiempo ha llevado consensuar, una amenaza para el éxito del mayor reto que la humanidad tiene que afrontar y un tremendo ejercicio de cinismo, a sabiendas de que fue Abel Matutes, Ministro de Aznar, quien rubricó en Bruselas el Tratado de Kioto, tildado ahora de herramienta comunista. Pero no es ninguna sorpresa. Los aliados ya habían cumplido con lo que a priori parecía más difícil; asaltar la mayor gasolinera del mundo y reforzar posiciones en una zona maldecida con petróleo, así que ahora muerto Saddan y con el mundo atemorizado con los talibanes, no van a permitir que un grupo de ecologistas les chafe el negocio, por mucho que se llame AlGore. Ademas para Aznar es un tema de chequera. Entre los patrones de NewsCorportation, la compañia de Rupert Murdoch que le regaló una consejería por los servicios prestados, figuran unos cuantos magnates del petróleo tejano, impulsores de la era Bush y poco entusiastas con las energias renovables, que han encontrado en exmandatarios internacionales bien asalariados le harramienta perfecta par difundir su mensaje.
Aquella noche del 11 de marzo el consuelo de la derrota del PP y la marcha de Aznar parecía al menos levemante aliviar nuestro dolor por los muertos de Madrid. Pero todo era un espejismo, porque si Aznar no calló con las manifestaciones contra la guerra, ni tras perder las elecciones, ni siquiera cuando su propio partido se lo pidió, ahora transformodo en ídolo neocon y salvador de la patria, lejos de cerrar la boca parace que su berborrea aumenta a medida que lo hace su ego. El pequeño "fiurercito" sigue hoy atormentando nuestras vidas.
1 comentarios:
¡Qué cara tiene el tio! es como una película de terrorrrrrrrr
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