Al mismo tiempo que la plana mayor del Partido Popular anda rasgándose las vestiduras pidiendo libertad en Cuba, sus alcaldes con porra policial en mano masacran indiscriminadamente a quienes no cumplen con la voluntad especulativa del ladrillo. Esto, la democracia a base de palos pero con derecho a voto, es lo que Rita Barberá quiere implantar en Valencia y si para ello tiene que pasar por encima de unos cuantos ciudadanos, así sea, que para algo la democracia parió a los antidisturbios. Lástima no tener parientes adinerados en Miami, ni madres vestidas de blanco, porque si El Cabanyal fuera territorio cubano, la brutalidad policial que están sufriendo los vecinos sería condenada desde Génova hasta Estrasburgo. Pero la represión forma parte de la democracia y su uso siempre se justifica como necesario. Los disidentes son valencianos y su dictadura popular, de Gürtel y de premio de F1. De rico por accidente. Pero en Valencia en lugar de uniforme revolucionario, los dictadores visten trajes italianos y además comulgan con el pensamiento único.
Como a rey muerto rey puesto, ahora que Correa ha perdido la corona, queda aún por conocer la geta del nuevo mafioso de medio pelo engominado que le compra los bolsos a Rita Barberá. Un personaje que previsiblemente dentro de quince años purgará las penas desde prisión, pero que ahora cuenta los billetes por fardos con el dinero de la especulación de El Cabanyal.
Foto: Público.es
Como a rey muerto rey puesto, ahora que Correa ha perdido la corona, queda aún por conocer la geta del nuevo mafioso de medio pelo engominado que le compra los bolsos a Rita Barberá. Un personaje que previsiblemente dentro de quince años purgará las penas desde prisión, pero que ahora cuenta los billetes por fardos con el dinero de la especulación de El Cabanyal.
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