24 marzo 2010

A, B, C y Vicente Sanz



A, B y C son tres mujeres muy preparadas. Seguramente como casi todas, sus madres, pertenecientes a una generación de mujeres condenadas al ostracismo, se afanaron en que sus hijas se prepararan para un mundo de hombres y ellas, quizás ahora arrepentidas, eligieron ser periodistas. Es un dato de sobra conocido que esta es una profesión saturada, asi que ejercerla en un medio público es una oportunidad única que una vez dentro, es díficil dejar. Eso debieron pensar A, B y C cuando conocieron a Vicente Sanz (foto, centro), en apariencia un jefe más que con el tiempo resultó no ser un cualquiera. En un principio Vicente era un tipo afable, preocupado por el bienestar de sus trabajadores, especialmente de ellas, pero pronto el lobo a medida que aumentaba su pulsión sexual, comenzó a enseñar la segunda piel.
Vicente Sanz era un hombre de poder, o al menos presumía de ello. No en vano llevaba 15 años ejerciendo en la televisión pública valenciana, desde el mismo momento que Zaplana accedió a la Generalitat y durante todo ese tiempo ha visto pasar a varios directores generales, sin que a él, número dos de casi todos, se le moviera un sólo pelo. "Todo esto es mio y aquí mando yo", alardeaba constantemente.
El poder, su "amistad con Francisco Camps" y los oscuros secretos que dicen, guardaba de los populares, se convirtieron en el escudo que le permitió abusar sexualmente de A, B y C, tres periodistas de la cadena. Les obligaba a mandarles fotos al móvil de sus partes íntimas y a intercambiar SMS y emails de contenido pornográfico. "Me duelen los huevos, ¿qué hago"; "la tengo dura, estoy chorreando". Cuando las imágenes y las palabras no fueron suficientes convocaba, cual caudillo feudal a sus sirvienteas para dar rienda suelta a su deprabación. Mientras que obligaba a las chicas desnudas a tocarse entre ellas, él se masturbaba y después les obligaba a limpiar el semen. "En una ocasión agarró a una de las mujeres de la cabeza para que le hiciera una felación" ha declarado A, B o C ante el juez.
Pese a las contantes amenazas profesionales y familiares que sufrieron las periodistas, un día hartas de las vejaciones decidieron grabar en video los abusos, esperando que fuera prueba suficiente para que sus jefes actuaran. Pero estos no llegaron ni a verlo. Cuando se pusieron en contacto con José López Járaba, en aquel momento y todavía Director General de la Radio Televisió Valenciana (RTVV), prometió devolver la llamada pero hasta hoy el teléfono no ha vuelto a sonar. También tocaron la puerta de Lola Johnson, por entonces Jefa de Informativos y esta vez si hubo llamada de vuelta. Poco después del encuentro el propio Vicente Sanz llamó a una de las periodistas para recrimanarle; "¿Por qué queréis hablar con Carmen Jhonson?". Como se enteró es algo que tendrá que explicar ante el juez la propia Johnson, acutal directora de Canal 9.
Ahora que Vicente Sanz ya no está en RTVV son muchos los trabajadores que confiesan haber estado al tanto de lo ocurrido, justificando el silencio con el miedo a perder el trabajo, aunque esto seguramente no es ningún consuelo para A, B y C, que siguen conviviendo con el miedo en un piso donde por seguridad viven juntas, cuya ubicación no conocen ni sus padres y donde han continuado recibiendo amenazas telefónicas hasta una semana antes del inicio del juicio.


Foto: elmundo.es

1 comentarios:

masschido dijo...

Esta acusación me parece un bodrio.

Una mujer que permita una y otra vez, durante un largo periodo, esas situaciones, se porque le está gustando. Es obvio.

En dado caso, ese señor ha de haber sido víctima de pagafantismo y extorsión feminazis.

(NOTA: La anterior opinión es de un participante de Mandefender Yahoo, Ministerio de Equilibrio, Orgon7.blogspot, y no necesariamente refleja la opinión de todos los participantes de dichos sitios.)