27 septiembre 2009

¿Dónde está el mundo?



Contaba Alberto Arce, el cooperante español presente en la última masacre israelí en Gaza que los palestinos, al identificarle como occidental, le preguntaban reiteradamente : "¿Dónde está el mundo?". El mundo, occidente, abanderado de la libertad, la democracia y los derechos humanos nunca apareció en Gaza y sus acciones se limitaron a la mera condena verbal.

Similar desenlace se cierne ahora sobre Honduras, que casi cuatro meses después del golpe de Estado y tras el retorno de Zelaya al país y aunque las calles comiencen a teñirse de sangre, nada parece advertir solución inminente al problema, más cercano al magnicidio que a la restauración del presidente legítimo.
Mientras tanto, en este lado del mundo, los estados y un sin fín de organizaciones internacionales, no sobrepasan los límites del formalismo condenatorio y la retirada de algún diplomático. En España, el embajador hondureño, pro-golpista, abondonó el país y canceló el contrato de alquiler y suministros del edificio de la embajada, dejando a 30.000 hondureños residentes en el país sin un representante de facto. Los funcionarios contrarios al golpe, se afanan en mantener los servicios mínimos de la embajada desde sus casas, móvil en mano, mientras esperan que el Ministerio de Exteriores español les adjudique una línea telefónica oficial. Tamaño propósito parece ser un problema para nuestra estrategia diplomática, en consonancia, supongo, a los gestos de buena voluntad de los golpistas que, reprimido el pueblo, planea ahora el asalto a una embajada extranjera y el asesinato de un presidente electo. Ni siquiera Obama y su lavado de cara al mundo, está dispuesto a mojarse más allá de los tobillos; paradojas del imperio, mientras que en el pasado EE.UU demostró facilidad para aupar dictadores en lationoamérica, ahora se muestra impotente para facilitar la restauración de un presidente. Y es que a Zelaya lo eligió su pueblo y no la CIA o la American Fruit Company.

Mención aparte merece Brasil. Tercero en discordia, ha sido hasta el momento la única potencia extranjera que ha tomado parte activa en el conflicto, dando un refugio a Zelaya que resulta no ser todo lo seguro que Lulá en un principio pensó.
La elección de Brasil no es una casualidad. Descartado el eje bolivariano del mal, por aquello de mantener las apariencias y el eje yankee (Colombia-México), poco amigos de Zelaya, quedaban la Argentina de Cristina Kirshner, salpicada por los escándalos de corrupción y los ataques a la prensa y el Brasil del flamante Lula, uno de los presidentes de moda, socialista pero no boliviariano y por ende candidato ideal. Ahora, su responsabilidad, asumida no olvidemos de forma voluntaria, debe centrarse en lograr una implicación similar del resto de la comunidad internacional, ya sea a base de diálogo o a base de gas y sin renunciar a una posible, aunque nunca deseada, solución militar. Ya lo dije Chávez;"suenan tambores de guerrra", y es que quizás solo así, Honduras sepa donde está el mundo.


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